viernes, 10 de agosto de 2007

POBLAMIENTO AMERICANO



Rutas de migración del Hombre Prehistorico a América

Corredor entre los glaciales de las Montañas Rocosas
Ruta de entrada al continente por el litoral del Océano Pacífico

Areas de Glaciación

Extensión máxima de glaciación hace 20 mil años
Extensión de glaciación hace 12 mil años
Tierras emergidas hacia el final del Pleistoceno

Durante el Pleistoceno, un periodo geológico que empezó hace 3 millones de años y terminó hace 8,000, hubo glaciaciones que cubrieron grandes extensiones de la Tierra. Los intervalos interglaciares son períodos de deshielo en los que el clima mejora.


En América

Como los grupos humanos que habitaban Siberia eran nómadas y estaban acostumbrados a vivir en condiciones de frío extremo y escasos recursos, parece probable que su encuentro con el continente americano se debió a su constante exploración de territorios en la búsqueda de comida para sobrevivir.

La marcha humana que llegó a América avanzó muy lentamente al interior del continente. La penetración hacia el sur, desde Alaska, se realizó a lo largo de muchas generaciones. El movimiento de las familias dependió sobre todo de la cantidad de alimentos disponibles en las cercanías donde se encontraran. En los lugares y tiempos en que sobraba la comida, permanecían más tiempo; cuando faltaban los recursos, se dispersaban de nuevo.

Al adentrarse al continente americano, con su diversidad geográfica y ecológica - tan diferente entre el extremo norte, los trópicos, el ecuador y el extremo sur-, el ser humano tuvo que modificar y ajustar su forma de vida y los utensilios que fabricaba.

Geológicamente, este período se divide en: Plesitoceno y Holoceno. Al Pleistoceno se le denomina la edad de las glaciaciones, con una duración de aproximadamente 3 millones de años; y al Holoceno o Reciente, porque en él vivimos, el período postglacial, a la que los geólogos dan comienzo hace 10.000 años.


Las glaciaciones fueron fenómenos climáticos que modificaron profundamente el relieve continental y los sucesivos cambios del nivel del mar. Para comprender mejor esto los glaciares son masas de hielo que desde la región de las nieves eternas, donde se origina, desciende a niveles inferiores en virtud de un paulatino deslizamiento, formando un verdadero "río de hielo" que se adapta a la mayor parte del terreno por donde se desliza. La progresión de la lengua del glaciar continúa hasta llegar a zonas de mayor temperatura donde lentamente va fundiéndose formando la cabecera de un río o un lago.

Fueron estos factores climáticos muy marcados, que se sucedieron a través de prolongados espacios de tiempo, lo que condujo a que se alterase el mundo vegetal y animal, que debió adaptarse a las nuevas formas de subsistencia que la naturaleza le ofrecía.

Durante las épocas de glaciación, lógicamente la masa de agua de los mares se reducía y con ello el nivel descendía en proporción a la masa de hielo sobre los continentes. A fines del Cuaternario, con motivo de la última glaciación de Wisconsin, en el estrecho de Bering, el mar descendió alrededor de 50 metros, a tal punto de que el Viejo Continente (la Siberia Asiática) y el Nuevo Continente (Alaska), quedaron unidos por una llanura de la que sobresalían unas montañas, que ahora son las islas Diómedes. Hace casi 40 mil años, cuando el mar alcanzó su nivel más bajo, entre 100 y 110 metros, afloró una masa terrestre de casi 2,000 kilómetros, de norte a sur, conocida como Beringia, dándose las condiciones óptimas que permitieron el paso a los habitantes del extremo noroeste de Siberia hacia América. O sea, que para estos momentos no se puede hablar de dos continentes separados, sino que están unidos por esta franja de tierra y hielo. Esta vía resulta más viable y lógica; permite un desplazamiento de pequeñas bandas cazadoras, o sea núcleos integrados por hombres, mujeres y niños.

La ubicación de estos grupos humanos en estas áreas, responde a que estas pequeñas bandas de cazadores se desplazan lentamente en busca de aquellos animales que conforman su dieta alimenticia, quienes encuentran la misma situación en ambos lados; las condiciones eran exactamente iguales, presentaba las mismas características en cuanto a clima y recursos explotables. Más que una migración, su ubicación en América (el lado americano de Beringia) debe verse como un lento desplazamiento en habitats similares, en donde estos grupos humanos se habituaron y reprodujeron por espacio de 4,000 años.

Con el retiro de los hielos glaciares, debido al deshielo, las aguas del mar subieron nuevamente de nivel, cubriendo Beringia que fue desapareciendo como territorio. Debido a este fenómeno, las bandas de cazadores quedaron separados totalmente por el mar de Bering, dando lugar a nuevos islotes de individuos. Al cabo de los siglos, ya cuando las condiciones climáticas lo permiten, empiezan a migrar hacia el continente americano; este desplazamiento se observa también al otro lado del Estrecho de Bering, cuyos habitantes regresaban nuevamente después de miles de años, a poblar áreas que antiguamente habían explotado.

Los primeros pobladores de América

El poblamiento de América debe verse dentro de una perspectiva económica, ya que, los grupos que se desplazaban, lo hacían en busca de alimentos y como eran cazadores, tenían forzosamente que seguir los desplazamientos de los animales que formaban parte de su dieta.

La llegada de grupos humanos al continente americano se calcula hace 30.000 o 40.000 años, edad propuesta en base a numerosos hallazgos en la región noroccidental del continente (Estrecho de Bering, Alaska, Canadá y Estados Unidos) que, además, ratifican a Asia como la región de origen de estos pobladores.

Una aproximación cronológica para ubicar en el tiempo el poblamiento del continente americano, son los siguientes hallazgos,: huesos de mamuts enanos que parecen fueron quemados en un fogón, encontrados en la Isla de Santa Rosa frente a las costas del sur de California, datan de 29.000 años (C14). Una tibia de caribú convertida en raspador, encontrada en el territorio del Yukón, Canadá, con una edad de 27.000 años (C14). Un cráneo encontrado en la ciudad de Los Angeles, fechado a través del método de los componentes proteínicos del hueso, con una antigüedad de 23.600 años. Una pelvis de bisonte cortada por un instrumento filoso, encontrada en el sitio American Falls en el estado de Idaho, presenta una fecha aproximada de 30.000 años. Sitios como Lewisville en Texas, dan fechas superiores a 38.000 años.

Estas fechas no son compartidas por muchos investigadores, argumentando la existencia poco confiable del contexto arqueológico, y plantean que los restos humanos más antiguos de Norteamérica, son los pertenecientes a la tradición de caza mayor de las praderas, fechados , por radiocarbono, entre 13.000 y 11.000 años.

Lo que sí es importante hacer notar es que este proceso tardó miles de años, pues los primeros pobladores eran cazadores-recolectores cuyos movimientos son lentos, sobre todo cuando abundan los recursos explotables, y que cuando la presión en la obtención de alimentos se hace sentir, se ven obligados a iniciar su recorrido a lo largo del continente.

Cuando estos grupos empezaron a penetrar hacia el sur, se abrió ante ellos un territorio nuevo, con clima, flora y fauna distinta y desconocidas, a cuya explotación tenían que habituarse.

Estaban organizados a nivel de hordas o bandas, que probablemente consistían en una o varias familias nucleares emparentadas entre sí y sin ninguna otra autoridad formal que la ejercida por el jefe de familia. Las bandas obedecían las órdenes del sujeto reconocido como el más fuerte o más astuto.

Mantenían una cultura material reducida a lo más mínimo, pues había que desplazarse constantemente, en búsqueda del sustento, marchando tras las manadas que huyen de las acciones depredatorias y que suelen migrar con los cambios de estación o debido al clima cambiante.

Por su carácter mismo de nómada, la gente de entonces no llegó a levantar construcciones arquitectónicas. La vivienda dependía más de lo que ofrecía la naturaleza (por ejemplo, cuevas o abrigos rocosos) que de otra cosa.

Las herramientas y las armas empleadas en esa época, estuvieron integradas, en cuanto a forma y función, a la modalidad económica recolectora practicada por entonces para sustentarse. Su manufactura requería de técnicas especiales.

Son conocidos principalmente, los instrumentos de piedra (las hachas, cuchillos, raspadores, y puntas de proyectil o "flechas" como las llamadas Folsom, Clovis y "Cola de Pescado") encontrados con los restos de caza mayor (mamuts, camellos y bisontes).

La técnica básica para elaborarlos era la percusión, mediante la cual se golpea con un martillo pétreo o de otro material, el núcleo de una piedra escogida, a fin de fragmentarla y entonces obtener formas deseadas de las lascas. Esto se lograba mediante retoques a percusión; y también a presión, una variante de desbastar la piedra. Finalmente, los implementos eran afilados, dotándolos de una punta; o se les aserraba en sus bordes.

Había mucha caza menor (venados, caballos, tortugas) y pesca; también la labor de recolección de productos silvestres, como nueces, frutas, granos, huevos, conchas e insectos, frecuentemente era de mayor impacto dietético para el grupo.